La noche es también un recordatorio. Nos recuerda que estamos hechos de polvo de estrellas. Estrellas formadas por otros mundos ya apagados, consumidos en el tiempo y diluidos en nebulosas que giraron entre sí para dibujar esos cuerpos brillantes que acaban por explotar y expandir de nuevo materia para la vida. Que todo acabe para que todo vuelva a empezar.
Y así, lo que nos acaba, nos une.
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