No hay mayor abandono que olvidar por qué tomaste una
decisión.
A él le ocurrió cuando vio a la vecina del tercero contemplando una foto suya, tumbada en la cama. Sintió la música que jamás había tocado su árido corazón.
Pudo notar el aire fresco rompiendo el desprecio de sus padres, sus profesores y sus jefes y archivando la inutilidad de su cuerpo.
Los pequeños del segundo creaban universos paralelos allí donde alcanzaban sus pequeñas manos.
Y la señora del primero se esmeraba en limpiar la vida frotando fuerte sobre el cristal, al otro lado de la ventana.
A él le ocurrió cuando vio a la vecina del tercero contemplando una foto suya, tumbada en la cama. Sintió la música que jamás había tocado su árido corazón.
Pudo notar el aire fresco rompiendo el desprecio de sus padres, sus profesores y sus jefes y archivando la inutilidad de su cuerpo.
Los pequeños del segundo creaban universos paralelos allí donde alcanzaban sus pequeñas manos.
Y la señora del primero se esmeraba en limpiar la vida frotando fuerte sobre el cristal, al otro lado de la ventana.
Breve y sin embargo hay tanto en esas líneas...Ese vacío podría ser un vacío fértil...
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Sofya :) Así es, somos lo que nos dejan ser, y el único límite está por abajo... Un saludo!
EliminarEstamos rodeados de vacíos, pero solo unos pocos nos paramos a contemplarlos. Y te incluyo porque tus textos me confirman que tus días no pasan sin percatarte de los detalles que los visten. ¿Hasta qué punto somos dueños de nuestras decisiones?
ResponderEliminar¡Un besote!
El vacío asusta, y recuperando un tema de hace poco, la rutina es un lugar seguro que lo mantiene bien lejos. Creo que nos encontramos en ese espacio: la rutina que heredamos o la profundidad con la que unos pocos miramos. Se impone la primera porque siempre es más fácil seguir el camino marcado.
EliminarDas con el punto principal que, a mí por lo menos, me sugiere el texto: ¿son nuestras las decisiones? Nuestro personaje ha sido anulado, y seguramente esta ha sido su primera decisión... y a mitad de camino parece que le entran dudas. Es un canto a la libertad, para la que hace falta conciencia y determinación: haz lo que quieras, pero después de valorarlo bien y hacer tuyo el acto... si consigues que sea así, lo que hagas será una obra de arte.
Besote :)
Me gustó el texto, sólo te haría una mínima observación: la repetición de "pequeños/pequeñas" en la antepenúltima línea.
ResponderEliminarCreo que pocas veces tenemos plena conciencia de las decisiones que tomamos. La mayoría son decisiones "tapa agujeros", como yo las llamo, precisamente por no soportar un momento de vacío y a solas con nosotros mismos.
Un abrazo, K.
Hola Mirella! Agradezco mucho las críticas, siempre, que solo pueden hacernos mejorar lo que hacemos :) Sí te digo que es una redundancia buscada. Es un concepto clave, mientras el personaje avanza en su caída por no haber encontrado su sitio, los pequeños dan la única lección de esta caída de todos: con lo tuyo, con lo que tengas... los pequeños, con sus pequeñas manos, están creando lo más grande de esta historia.
EliminarQue cada uno elija con qué se queda en la caída que es la vida... no hace falta tener mucho, ni saber nada... solo querer hacerlo :)
Además, me gusta la música que dejaba... siempre intento que el texto tenga su melodía...
Totalmente de acuerdo con eso de que, lo que hacemos, casi siempre es para no vernos como somos, sino como queremos vernos. Hay mucho miedo al silencio...
Un abrazo! :)
Sorprendente Andoni, me gusta como atrapas lo cotidiano en tus palabras.
ResponderEliminar:)