25 de julio de 2014

Un Hamlet sin calavera

Miedo
a ser
y a no estar,
a ignorar
y a destripar
la realidad,
a querer
para olvidar.
A empezar
el curioso camino
hacia la indiferencia
que en ella empieza.
Al futuro
ya vivido,
a emociones
que ya han sido.
Al vuelo
previsto
que dibuja
el mismo signo
de interrogación.
Porque el porqué
es una vía
de doble sentido
que llega a ningún sitio.
Temor a los muros
sobre la inocencia
de la infancia
sin tenerla.
Este calor de agosto
cansa y desespera
de no traer
una respuesta nueva,
O de traerla.

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